D.D. Palmer, el Padre de la Quiropráctica
La Quiropráctica nació a finales del siglo XIX, en Iowa, Estados Unidos. En ese momento, Harvey Lilard, un portero de 50 años de edad acudió al doctor Daniel David Palmer, afectado de una sordera que arrastraba por varios años. Esta afección surgió a raiz de un desplazamiento brusco en su columna vertebral que le obligó a adoptar una postura incómoda en su día a día. El Doctor Palmer descubrió en su paciente una vertebra desalineada de su posición correcta y procedió a corregirla. El Señor Lilard recuperó la audición pocos días después.
Mas adelante acudió a él otro paciente afectado por problemas cardíacos y el doctor Palmer decidió realizar un tratamiento similar, al corregir la posición de las vértebras asociadas al corazón y en efecto, el paciente obtuvo una mejora instantánea.
D.D. Palmer llegó a la conclusión de que, si dos casos tan distintos habían visto una solución al aliviar la presión en los nervios asociados a aquellos órganos afectados, era muy probable que otros muchos casos podían solucionarse de la misma forma, y con ello nació el concepto de la Quiropráctica. Desde entonces, y con su hijo, B.J.Palmer como sucesor, la Quiropráctica se ocupó de estudiar la correlación entre los nervios y los órganos asociados a ellos, demostrando la validez científica de sus teorías y su efectividad. En 1996, la Organización Mundial de la Salud reconoció a la Federación Mundial de Quiropráctica por su efectividad y beneficios a nivel sanitario.
«Todos los medicamentos del mundo no podrían ajustar una vértebra subluxada»
B.J. Palmer